Los conceptos fundamentales de la química inorgánica se centran en la comprensión de la energía reticular y los compuestos iónicos.
La energía reticular es la energía necesaria para separar un mol de un compuesto iónico cristalino en sus iones gaseosos constituyentes. Esta energía depende de varios factores como las cargas de los iones, sus tamaños y la estructura cristalina del compuesto. Los compuestos iónicos se caracterizan por tener enlaces entre iones con cargas opuestas, formando redes cristalinas ordenadas. El enlace iónico se forma por la transferencia de electrones entre átomos, generalmente de un metal a un no metal, resultando en la formación de cationes y aniones.
Las propiedades de los compuestos iónicos incluyen altos puntos de fusión y ebullición debido a las fuertes fuerzas electrostáticas entre iones, conductividad eléctrica en estado fundido o en disolución acuosa, y solubilidad en agua. Ejemplos comunes de sólidos iónicos son el cloruro de sodio (NaCl) y el CaCl2. La entalpía de formación es otro concepto importante que representa la energía involucrada en la formación de un compuesto a partir de sus elementos en su estado estándar. Compuestos como el CO2, H2, y N2 tienen valores específicos de entalpía de formación que son fundamentales para comprender las reacciones químicas y los cambios energéticos asociados. Los compuestos covalentes, por otro lado, se distinguen de los iónicos por compartir electrones entre átomos en lugar de transferirlos, lo que resulta en propiedades físicas y químicas diferentes.