La Escolástica
La Edad Media comienza con la caída del Imperio Romano en el siglo V y termina con la conquista de Constantinopla por parte de los turcos, a mediados del siglo XV. Durante estos mil años, la vida y la cultura en Europa experimentaron cambios significativos. La primera mitad, conocida como Alta Edad Media, estuvo marcada por un retroceso económico, social y cultural tras la desintegración del Imperio Romano occidental, lo que provocó despoblación en las ciudades y sometimiento al Feudalismo. Sin embargo, a partir del siglo XI, se produjo una mejora gracias a innovaciones que aumentaron la producción y al desarrollo del comercio, así como la construcción de grandes catedrales, lo cual es conocido como la Baja Edad Media.
La Escolástica es el movimiento filosófico que floreció en las scholae dependientes de la Iglesia a partir del siglo XI en los monasterios. Su etapa de esplendor se dio en las universidades del siglo XIII, aunque posteriormente entró en crisis en el siglo XIV. Los escolásticos se esforzaron por armonizar la fe y la razón, es decir, el conocimiento de los filósofos clásicos con las creencias de la religión cristiana o la verdad revelada.
Influencia Árabe y Judía
Durante los primeros años de la Edad Media, la filosofía se basó en las obras de San Agustín de Hipona, mientras que los escritos de Aristóteles apenas eran conocidos debido a las invasiones bárbaras. Sin embargo, cuando el Islam se extendió por Oriente Medio, entró en contacto con las obras de Aristóteles. Los musulmanes creían en un Dios único, todopoderoso, eterno y creador del universo, mientras que el aristotelismo afirmaba la existencia de un universo eterno.
Filósofos musulmanes como Al Farabi y Avicena trataron de conciliar las ideas aristotélicas con las verdades de la fe islámica, mientras que Averroes se esforzó por exponer el pensamiento aristotélico original, afirmando que el mundo es eterno. Por otro lado, entre los pensadores judíos, Maimónides explicó que la fe y la razón no son contradictorias, proponiendo una interpretación alegórica en caso de conflicto.
En Europa, el pensamiento se desarrolló independientemente del aristotelismo, hasta que en el siglo XII se comenzó a traducir las obras de Aristóteles del árabe al latín, aunque mezcladas con comentarios musulmanes. No fue hasta el siglo XIII que se inició la traducción directa de sus manuscritos del griego al latín, lo que marcó un hito en el pensamiento europeo.
Tomás de Aquino
Tomás de Aquino, figura emblemática de la Escolástica, fue un filósofo que logró sintetizar las ideas de Aristóteles con las creencias de la fe cristiana. Rechazó el idealismo platónico y sostuvo que lo que existe son los individuos particulares del mundo sensible, utilizando conceptos aristotélicos como potencia y acto, hilemorfismo, las cuatro causas y visión teleológica.
A pesar de su adhesión a la filosofía aristotélica, Tomás de Aquino seguía siendo cristiano y creía en un Dios trascendente, todopoderoso, omnisciente y creador de todas las cosas a partir de la nada. Para conjugar la fe y la filosofía aristotélica, recurrió a la distinción entre esencia y existencia propuesta por Avicena y recogida por Maimónides. Según esta distinción, todos los seres están compuestos de esencia y existencia, y la esencia está asociada a la potencia de ser, ya que no todo lo que tiene esencia se encuentra presente en el mundo.
En resumen, Santo Tomás de Aquino logró elaborar una síntesis entre la filosofía de Aristóteles y las creencias de la fe cristiana, dejando un legado significativo tanto en la filosofía como en la teología.