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SÓCRATES Y LOS SOSFISTAS

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SOFISTAS Son un conjunto de pensadores que florece en el siglo V a. C. Toman como objeto central de la reflexión al hombre, a diferencia de los filósofos anteriores o presocráticos, que habían desarrollado teorías acerca del Universo. Entre ellos destacan Protágoras y Gorgias. ● ● No parece que haya nada permanente, había dicho Heráclito, y el sofista Gorgias radicalizaba esta idea afirmando que "nada es" (no hay realidad objetiva). Pero si no hay nada permanente, ¿qué posibilidad hay de descubrir la verdad? - Es célebre el enunciado de Protágoras "El hombre es la medida de todas las cosas", que expresa el relativismo (subjetivismo) y escepticismo de estos pensadores. Para ellos no es la razón sino la experiencia o percepción individual la que establece qué es el ser. El conocimiento de la realidad es la percepción, la apariencia, lo que aparece a nuestros sentidos y las apariencias varían en los diversos sujetos, según su perspectiva personal y cultural. Así, un alimento, por ejemplo, puede parecer amargo a un enfermo y dulce a una persona sana. * En consecuencia, no existen el conocimiento y la verdad objetivos, absolutos y válidos para todos, sino que la verdad es relativa, pues es la opinión de cada sujeto, y todas las opiniones son verdaderas, esta tesis se denomina relativismo del conocimiento (o epistemológico). *Los sofistas afirmaron también...

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Transcripción alternativa:

un relativismo moral o ético: no existe tampoco la verdad moral, unos valores y leyes morales universales, sólo hay opiniones sobre lo que es bueno, que varían dependiendo del sujeto, de su perspectiva, sus intereses, circunstancias, etc. - - Los sofistas distinguían entre: * physis, la naturaleza, cuyas leyes son universales y no dependen del acuerdo entre los seres humanos. * nomos, las normas o leyes políticas y morales, que son producto del acuerdo entre los hombres, es decir, convenciones de un grupo o sociedad (acercando opiniones). Además, para los sofistas, la naturaleza humana, lo común en todos los hombres, se reduce a dos principios universales: nos regimos por dos impulsos o deseos, la búsqueda del placer y del poder (el dominio del más fuerte). En consecuencia, los últimos y más radicales de los sofistas pensaban que las normas morales y legales son contrarias a la natulkkraleza humana y se cumplen por temor al castigo más que por convencimiento interno. En su opinión, lo justo sería que gobernase el más fuerte. Y el hombre más feliz es el más injusto. Finalmente, en tiempos de estos pensadores sofistas se había instaurado la democracia en Atenas y otras polis griegas, los ciudadanos necesitaban hablar para argumentar sus opiniones y los sofistas fueron maestros en el arte de la palabra enseñando retórica, oratoria (y erística, que es la técnica de argumentar a favor de cualquier posición). La palabra ya no busca expresar la verdad (no existe tal verdad) sino que se convierte, para los sofistas radicales, en una forma de poder, en un instrumento orientado a la defensa de los intereses particulares y del éxito personal. SÓCRATES ● Sócrates, contemporáneo de los sofistas y maestro de Platón, tuvo ocasión de contemplar en su madurez la decadencia de la democracia ateniense y comprendió que la filosofía sofística había introducido el individualismo. Frente al relativismo de los sofistas, Sócrates defiende que existen la verdad y el bien, como base de unos valores éticos estables, universales. Reconoce que es difícil llegar a conocer qué son, ir más allá de las opiniones subjetivas, pero es importante hacerlo para actuar y vivir bien. ● - El método que emplea es el diálogo (la dialéctica) que consta de dos procesos: ironía y mayéutica. El primer momento del diálogo se denomina ironía: sirviéndose de preguntas, Sócrates hacía que sus interlocutores analizaran críticamente sus opiniones sobre estos temas (justicia, amistad, valor...) y que tomaran conciencia de su ignorancia, de la falta de fundamento de sus ideas. "Solo sé que no sé nada", esta era la actitud de Sócrates, una ignorancia consciente, que le diferenciaba de sus conciudadanos y constituía el paso previo para acceder a cualquier conocimiento. La segunda fase del diálogo la denomina mayéutica (en homenaje al oficio de su madre, que era partera, maieutria en griego): consistía en que, una vez eliminadas las falsas opiniones, cada uno busca la verdad, el conocimiento que reside en su interior (De forma parecida a como una comadrona ayuda a dar a luz a un hijo, Sócrates ayudaba a las personas a extraer esa verdad universal, ese sentido del bien al que cualquiera puede acceder desde su interioridad). Así, Sócrates no daba respuestas y, de hecho, la mayoría de sus diálogos terminaban sin una definición de la justicia o del término o valor que se estuviera investigando. Pero ello es coherente con su idea de que el principio de la sabiduría es el autoconocimiento, como indicaba la inscripción del templo de Delfos: "Conócete a ti mismo". Este es el lema de la filosofía socrática, que dirige nuestra atención al cuidado de lo interior, a la necesidad de profundizar en uno mismo. - Porque el conocimiento, la auténtica comprensión del bien transforma a la persona y le lleva a actuar rectamente. "Nadie es malvado por gusto", voluntariamente, sabiendo que hace el mal, sino que el mal se hace por ignorancia: esta tesis recibe el nombre de intelectualismo moral o ético. Significa que cuando se da el conflicto moral, la lucha interna entre lo que uno desea y lo que piensa que es bueno y debe hacer (entre el interés o deseo natural y la razón, el bien privado, particular y el bien público o universal, el cuerpo y el alma...), incluso cuando se obra mal, la persona persigue un bien, pero ignora qué es el bien realmente. Detrás de los deseos y actos negativos (por ejemplo, el acto de emborracharse y arriesgar la vida propia y la de otros, o el que es avaro...), siempre hay un juicio, una opinión errada (en estos ejemplos serían las opiniones que sugieren que emborracharse es algo bueno, o que somos esencialmente egoístas y amasar dinero es bueno, etc.) que hay que reconocer y superar. Profundizando en la sabiduría que, como la entiende Sócrates, no es mera teoría sino que afecta a la totalidad del ser, del alma; que es un "darse cuenta" de que el bien consiste en actuar conforme a la recta razón, al margen de nuestros egoísmos e intereses. Ahí radican nuestra verdadera naturaleza e identidad.

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Filosofía

 

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Explicación sobre Sócrates y los sofistas

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SOFISTAS Son un conjunto de pensadores que florece en el siglo V a. C. Toman como objeto central de la reflexión al hombre, a diferencia de los filósofos anteriores o presocráticos, que habían desarrollado teorías acerca del Universo. Entre ellos destacan Protágoras y Gorgias. ● ● No parece que haya nada permanente, había dicho Heráclito, y el sofista Gorgias radicalizaba esta idea afirmando que "nada es" (no hay realidad objetiva). Pero si no hay nada permanente, ¿qué posibilidad hay de descubrir la verdad? - Es célebre el enunciado de Protágoras "El hombre es la medida de todas las cosas", que expresa el relativismo (subjetivismo) y escepticismo de estos pensadores. Para ellos no es la razón sino la experiencia o percepción individual la que establece qué es el ser. El conocimiento de la realidad es la percepción, la apariencia, lo que aparece a nuestros sentidos y las apariencias varían en los diversos sujetos, según su perspectiva personal y cultural. Así, un alimento, por ejemplo, puede parecer amargo a un enfermo y dulce a una persona sana. * En consecuencia, no existen el conocimiento y la verdad objetivos, absolutos y válidos para todos, sino que la verdad es relativa, pues es la opinión de cada sujeto, y todas las opiniones son verdaderas, esta tesis se denomina relativismo del conocimiento (o epistemológico). *Los sofistas afirmaron también...

SOFISTAS Son un conjunto de pensadores que florece en el siglo V a. C. Toman como objeto central de la reflexión al hombre, a diferencia de los filósofos anteriores o presocráticos, que habían desarrollado teorías acerca del Universo. Entre ellos destacan Protágoras y Gorgias. ● ● No parece que haya nada permanente, había dicho Heráclito, y el sofista Gorgias radicalizaba esta idea afirmando que "nada es" (no hay realidad objetiva). Pero si no hay nada permanente, ¿qué posibilidad hay de descubrir la verdad? - Es célebre el enunciado de Protágoras "El hombre es la medida de todas las cosas", que expresa el relativismo (subjetivismo) y escepticismo de estos pensadores. Para ellos no es la razón sino la experiencia o percepción individual la que establece qué es el ser. El conocimiento de la realidad es la percepción, la apariencia, lo que aparece a nuestros sentidos y las apariencias varían en los diversos sujetos, según su perspectiva personal y cultural. Así, un alimento, por ejemplo, puede parecer amargo a un enfermo y dulce a una persona sana. * En consecuencia, no existen el conocimiento y la verdad objetivos, absolutos y válidos para todos, sino que la verdad es relativa, pues es la opinión de cada sujeto, y todas las opiniones son verdaderas, esta tesis se denomina relativismo del conocimiento (o epistemológico). *Los sofistas afirmaron también...

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un relativismo moral o ético: no existe tampoco la verdad moral, unos valores y leyes morales universales, sólo hay opiniones sobre lo que es bueno, que varían dependiendo del sujeto, de su perspectiva, sus intereses, circunstancias, etc. - - Los sofistas distinguían entre: * physis, la naturaleza, cuyas leyes son universales y no dependen del acuerdo entre los seres humanos. * nomos, las normas o leyes políticas y morales, que son producto del acuerdo entre los hombres, es decir, convenciones de un grupo o sociedad (acercando opiniones). Además, para los sofistas, la naturaleza humana, lo común en todos los hombres, se reduce a dos principios universales: nos regimos por dos impulsos o deseos, la búsqueda del placer y del poder (el dominio del más fuerte). En consecuencia, los últimos y más radicales de los sofistas pensaban que las normas morales y legales son contrarias a la natulkkraleza humana y se cumplen por temor al castigo más que por convencimiento interno. En su opinión, lo justo sería que gobernase el más fuerte. Y el hombre más feliz es el más injusto. Finalmente, en tiempos de estos pensadores sofistas se había instaurado la democracia en Atenas y otras polis griegas, los ciudadanos necesitaban hablar para argumentar sus opiniones y los sofistas fueron maestros en el arte de la palabra enseñando retórica, oratoria (y erística, que es la técnica de argumentar a favor de cualquier posición). La palabra ya no busca expresar la verdad (no existe tal verdad) sino que se convierte, para los sofistas radicales, en una forma de poder, en un instrumento orientado a la defensa de los intereses particulares y del éxito personal. SÓCRATES ● Sócrates, contemporáneo de los sofistas y maestro de Platón, tuvo ocasión de contemplar en su madurez la decadencia de la democracia ateniense y comprendió que la filosofía sofística había introducido el individualismo. 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La segunda fase del diálogo la denomina mayéutica (en homenaje al oficio de su madre, que era partera, maieutria en griego): consistía en que, una vez eliminadas las falsas opiniones, cada uno busca la verdad, el conocimiento que reside en su interior (De forma parecida a como una comadrona ayuda a dar a luz a un hijo, Sócrates ayudaba a las personas a extraer esa verdad universal, ese sentido del bien al que cualquiera puede acceder desde su interioridad). Así, Sócrates no daba respuestas y, de hecho, la mayoría de sus diálogos terminaban sin una definición de la justicia o del término o valor que se estuviera investigando. Pero ello es coherente con su idea de que el principio de la sabiduría es el autoconocimiento, como indicaba la inscripción del templo de Delfos: "Conócete a ti mismo". Este es el lema de la filosofía socrática, que dirige nuestra atención al cuidado de lo interior, a la necesidad de profundizar en uno mismo. - Porque el conocimiento, la auténtica comprensión del bien transforma a la persona y le lleva a actuar rectamente. "Nadie es malvado por gusto", voluntariamente, sabiendo que hace el mal, sino que el mal se hace por ignorancia: esta tesis recibe el nombre de intelectualismo moral o ético. Significa que cuando se da el conflicto moral, la lucha interna entre lo que uno desea y lo que piensa que es bueno y debe hacer (entre el interés o deseo natural y la razón, el bien privado, particular y el bien público o universal, el cuerpo y el alma...), incluso cuando se obra mal, la persona persigue un bien, pero ignora qué es el bien realmente. Detrás de los deseos y actos negativos (por ejemplo, el acto de emborracharse y arriesgar la vida propia y la de otros, o el que es avaro...), siempre hay un juicio, una opinión errada (en estos ejemplos serían las opiniones que sugieren que emborracharse es algo bueno, o que somos esencialmente egoístas y amasar dinero es bueno, etc.) que hay que reconocer y superar. Profundizando en la sabiduría que, como la entiende Sócrates, no es mera teoría sino que afecta a la totalidad del ser, del alma; que es un "darse cuenta" de que el bien consiste en actuar conforme a la recta razón, al margen de nuestros egoísmos e intereses. Ahí radican nuestra verdadera naturaleza e identidad.