La Naturaleza de Dios y el Ser Humano
Para San Agustín, aunque nunca podremos conocer plenamente a Dios por su infinitud, podemos afirmar que es el creador de todo a partir de la nada, siguiendo las ideas presentes en su mente. Dios es inmutable, uno, perfecto y el sumo bien, y ha previsto el futuro de toda la creación desde el principio.
En la jerarquía de la creación, los ángeles son las criaturas más nobles, seguidos por los seres humanos. San Agustín adaptó el dualismo antropológico de Platón, afirmando que somos un compuesto de cuerpo y alma. El alma es espiritual, simple, inmortal y principio vital, unida accidentalmente a un cuerpo mortal.
A diferencia de Platón, San Agustín no considera que el alma esté unida al cuerpo como castigo, aunque reconoce que el cuerpo puede obstaculizar la salvación debido al pecado original. Sobre el origen del alma, duda entre el traducianismo (el alma es engendrada por los padres junto con el cuerpo) y el creacionismo (Dios crea cada alma cuando se engendra un nuevo ser humano).
💡 Las tres facultades del alma según San Agustín son la memoria (que permite la reflexión), el entendimiento (que nos permite conocer la verdad) y la voluntad (que impulsa el alma hacia el amor).
El destino final del alma es el reencuentro con Dios tras la muerte del cuerpo, pero no puede salvarse por sus propios méritos: necesita la gracia divina. Este concepto de la gracia será fundamental en todo su pensamiento ético y político.