El ser humano, la moral y la sociedad según San Agustín
El ser humano está hecho a imagen de Dios, lo que significa que tiene vida espiritual. Somos un dualismo de cuerpo mortal y alma inmortal, siendo el alma lo fundamental. Esta alma tiene tres facultades: memoria (identidad), inteligencia (verdad) y voluntad (amor y felicidad).
Tenemos libre albedrío, pero el pecado original debilita nuestra capacidad de hacer el bien. Por eso necesitamos la gracia divina para actuar correctamente. Una acción es buena si la intención sigue la ley de Dios; si no, es pecado.
En cuanto a la historia y sociedad, Agustín la ve como un proceso lineal desde la creación hasta el Juicio Final. Distingue dos "ciudades" mezcladas en toda sociedad: la Ciudad terrenal (los que se aman a sí mismos) y la Ciudad de Dios (los que aman a Dios por encima de todo).
La historia avanza hacia el triunfo final de la Ciudad de Dios. Esta visión influyó enormemente en la concepción cristiana de la historia como un proceso con sentido y finalidad.
🔑 Clave: La felicidad verdadera solo se encuentra en Dios, y hacia esa meta se dirige toda la historia humana.