El Conflicto Entre Cambio y Permanencia
La filosofía presocrática llegó a un punto de inflexión cuando dos genios propusieron teorías completamente opuestas sobre la realidad.
Heráclito de Éfeso creía que el fuego era el arkné y que todo está en constante cambio. Su famosa frase "todo fluye" resume su filosofía: nada permanece igual, todo se transforma continuamente. Para él, las contradicciones dan sentido a la realidad (no hablaríamos de calor si no existiera el frío), y existe un logos o razón que ordena este caos aparente.
Parménides revolucionó el pensamiento al negar la existencia del arkné. Su lógica era implacable: "de la nada, nada surge". Por tanto, el Ser es eterno y el movimiento es solo una ilusión de nuestros sentidos. Esto creó el gran debate gnoseológico: ¿debemos confiar en nuestros sentidos o en la razón?
Los pitagóricos propusieron que los números gobiernan la realidad. Su tetrachys (1+2+3+4=10) explicaba la perfección del cosmos y creían en el dualismo mente-cuerpo que influiría enormemente en Platón.
Finalmente, Empédocles, Anaxágoras y Demócrito intentaron reconciliar el cambio y la permanencia. Demócrito propuso la teoría atómica: todo está hecho de partículas indivisibles que se mueven en el vacío, una idea que anticipó la ciencia moderna por más de 2000 años.
⚡ Conexión actual: Las ideas de Demócrito sobre los átomos son la base de toda la química y física modernas. ¡Estos filósofos antiguos fueron increíblemente visionarios!