Sócrates: El Filósofo que Preguntaba
Sócrates apareció en escena como la antítesis perfecta de los sofistas. Mientras ellos cobraban por enseñar, él enseñaba gratis. Mientras ellos daban respuestas, él hacía preguntas incómodas. Su objetivo no era vencer en debates, sino buscar la verdad.
Su método, la mayéutica (el arte de ayudar a parir ideas), se basaba en hacer preguntas hasta que la persona se diera cuenta de que no sabía lo que creía saber. La ironía socrática consistía en fingir ignorancia para desenmascarar la falsa sabiduría de otros.
Sócrates defendía algo revolucionario: el intelectualismo moral. Para él, nadie hace el mal sabiendo que es malo; el problema es la ignorancia. Si educamos a la gente para distinguir el bien del mal, automáticamente actuarán correctamente.
Esta filosofía le costó cara. Atenas lo condenó a muerte por "corromper a los jóvenes" y ser irreverente con los dioses. En realidad, molestaba a los poderosos porque sus preguntas ponían al descubierto su ignorancia y arrogancia.
Lección de vida: Sócrates nos enseña que reconocer nuestra ignorancia es el primer paso hacia la verdadera sabiduría. "Solo sé que no sé nada" no es pesimismo, sino humildad intelectual.