El Ser Humano: Alma Prisionera del Cuerpo
Platón veía al ser humano como una combinación de alma y cuerpo, pero no como socios iguales. Mantenía un dualismo antropológico radical.
El alma es lo divino en nosotros, semejante a las Ideas, eterna y perfecta. Es la parte que debe gobernar. El cuerpo es imperfecto, temporal y un obstáculo para el alma en su búsqueda de la verdad.
La unión entre alma y cuerpo es temporal y accidental, como un piloto en su barco. El alma preexistió en el mundo de las Ideas antes de "caer" al mundo sensible y unirse a un cuerpo.
El mito del carro alado explica esta caída: el alma es como un carro tirado por dos caballos (impulsos nobles y deseos), dirigido por un auriga (la razón). Cuando los deseos se desbocan, el alma pierde el control y queda atrapada en lo material.
Punto clave: Para Platón, el cuerpo es literalmente una cárcel del alma. La muerte es una liberación.