Heráclito y Parménides: Dos Visiones Opuestas del Mundo
Imagínate dos personas mirando el mismo río: una ve agua que fluye constantemente, la otra ve algo que permanece igual. Así de diferentes eran las filosofías de Heráclito y Parménides.
Estos filósofos profundizaron en las diferencias entre el naturalismo milesio y el misticismo pitagórico. Su tema central era el problema de la "generación y la corrupción", es decir, el cambio y movimiento en el mundo real. Geográficamente también se diferenciaban: Heráclito era de Éfeso (Jonia), mientras que Parménides procedía de Elea en la Magna Grecia.
Heráclito "el Oscuro" era famoso por sus frases enigmáticas como "no te bañes dos veces en el mismo río". Su estilo aforístico le valió este apodo, pero sus ideas eran revolucionarias: afirmaba que "todo fluye" (panta rei) y que el cambio forma parte de la naturaleza misma de las cosas.
Para Heráclito, el cambio obedece a una ley llamada logos o justicia (diké), basada en la oposición y conflicto entre contrarios. Su arjé era el fuego, que actuaba como agente de cambio pero permanecía igual - una metáfora perfecta para explicar la lucha constante de contrarios que mantiene el equilibrio universal.
💡 Dato curioso: Heráclito creía que para que exista equilibrio debe haber "guerra constante" - sin conflicto entre opuestos, no habría armonía.
Parménides, máximo representante de la escuela de Elea, pensaba exactamente lo contrario. Su influencia llegó hasta Platón, y en su poema filosófico sobre la naturaleza anunciaba la unicidad, inmutabilidad e inmovilidad de la realidad.
Parménides distinguía dos vías para el conocimiento: la doxa (vía de la opinión) que se refiere al mundo físico pero no es segura, y la episteme (vía de la verdad) que mediante la razón nos lleva al conocimiento absoluto y certero de la metafísica.
Su arjé era "el ser" (Lo Uno), resumido en su famosa frase: "lo que es, es; y lo que no es, no es". Para él, el cambio era imposible porque implicaría que algo que no existe llegara a existir, lo cual consideraba lógicamente contradictorio.