El Mester de Clerecía
Frente a los juglares populares, surge en el siglo XIII una escuela culta de clérigos con clara conciencia artística. Utilizan la cuaderna vía (estrofas de cuatro versos alejandrinos con rima consonante) y persiguen un fin didáctico.
Esta escuela tiene dos etapas: el siglo XIII con uniformidad temática y métrica (Gonzalo de Berceo), y el siglo XIV donde se rompe esa rigidez (Juan Ruiz).
Gonzalo de Berceo y los Milagros de Nuestra Señora
Berceo es el primer autor conocido de la literatura castellana. Su obra más importante, Milagros de Nuestra Señora (hacia 1260), contiene 25 relatos precedidos de una introducción alegórica.
Todos los milagros siguen la misma estructura: presentación del pecador devoto, castigo por sus pecados, intercesión salvadora de la Virgen, y petición final de alabanza.
Su estilo mezcla lo culto con lo popular: usa epítetos épicos, refranes, diminutivos y un humor que conecta perfectamente con el público.
El Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita
Juan Ruiz (1284-1351) rompe todos los moldes con su Libro del Buen Amor. Esta autobiografía erótica ficticia de más de 7000 versos refleja la sociedad del siglo XIV con todas sus contradicciones.
La obra incluye aventuras amorosas, fábulas, composiciones líricas, sátiras del clero y la famosa batalla entre don Carnal y doña Cuaresma. Su métrica es variada, rompiendo la rigidez de la cuaderna vía.
Intención ambigua: ¿Quiere enseñarnos los peligros del "loco amor" o celebrar los placeres de la vida? Juan Ruiz deja que cada lector decida, convirtiendo su obra en un enigma fascinante.
Su estilo vitalista emplea recursos de ampliación, humor, ironías y juegos de palabras que hacen de esta obra una de las más divertidas y complejas de la literatura medieval.