El legado del Quijote y el teatro renacentista
La segunda parte del Quijote revela una mayor madurez literaria de Cervantes. Más planificada y reflexiva, muestra un tono más pesimista y cruel, sin relatos intercalados. Lo más innovador es la presencia de personajes que ya han leído la primera parte y conocen la fama del protagonista, creando así un fascinante juego entre ficción y realidad.
Los personajes del Quijote constituyen un fresco de la España del siglo XVII, mostrando diversos tipos sociales y étnicos. Los protagonistas evolucionan a lo largo de la obra: Don Quijote, hidalgo enloquecido por los libros, defiende ideales anacrónicos, mientras Sancho Panza, inicialmente motivado por intereses materiales, va adquiriendo rasgos idealistas de su amo.
El lenguaje de Cervantes revolucionó la literatura al combinar el estilo elevado con el habla cotidiana. Siguiendo la máxima renacentista "escribo como hablo", consigue una prosa natural que a la vez parodia el estilo culto y arcaizante de las novelas de caballerías. Esta mezcla de registros se convirtió en uno de los sellos distintivos de la novela moderna.
🌟 La influencia del Quijote ha sido constante desde su publicación. Cada época lo ha interpretado según su sensibilidad: mientras el Romanticismo vio en Don Quijote un luchador por ideales infinitos, la Generación del 98 (Unamuno, Azorín) encontró en él la esencia del alma española.
El teatro renacentista español comenzó a profesionalizarse en el siglo XVI. Los géneros principales fueron los pasos, entremeses y comedias, con Lope de Rueda como figura destacada. También Cervantes incursionó en el teatro, aunque con menos éxito que en la narrativa, siendo sus "Entremeses" las piezas más valoradas. Este desarrollo teatral sentaría las bases para la explosión del teatro barroco del Siglo de Oro.