Poesía del siglo XV: El Romancero y la tradición oral
¿Te imaginas historias que se transmitían de boca en boca durante siglos? Los romances eran exactamente eso: poemas épico-líricos que los juglares cantaban por toda España, cambiando y recreando con cada interpretación.
El romancero viejo incluye todos los romances anónimos de finales de la Edad Media que se empezaron a escribir en el siglo XV. Más tarde apareció el romancero nuevo, compuesto por poetas cultos de los siglos XVI y XVII. Estos textos llegaron hasta nosotros gracias a copias manuscritas, cuadernillos baratos para el pueblo y elegantes cancioneros para las clases altas.
Los romances se clasifican según su contenido: épicos (derivados de cantares de gesta con héroes como el Cid), históricos (episodios recientes, incluyendo los famosos romances fronterizos entre musulmanes y cristianos), líricos y novelescos (sentimientos amorosos y leyendas artúricas), y otros temas bíblicos o clásicos.
Su forma es inconfundible: versos octosílabos con rima asonante en los pares, sintaxis sencilla, diálogos directos y un estilo fragmentario que te deja con ganas de saber más. Se centran en un episodio concreto, omitiendo comienzos y finales.
💡 Los romances eran como las canciones virales de la época: se extendían rápidamente y cada intérprete les daba su toque personal.