Vitamina K y el inicio de las hidrosolubles
La vitamina K es la vitamina antihemorrágica - sin ella, no podrías formar coágulos sanguíneos y cualquier herida sería peligrosa. Es esencial para que el hígado produzca protrombina, una proteína del plasma que convierte el fibrinógeno en fibrina, la proteína que mantiene unidos los coágulos.
La encuentras en verduras, legumbres, tomates, aceites vegetales, tocino e hígado de cerdo. Además, las bacterias intestinales también la fabrican para ti. Su carencia es muy rara, pero cuando ocurre puede ser fatal por la coagulación lenta de la sangre.
Ahora pasamos a las vitaminas hidrosolubles, empezando por la famosa vitamina C o ácido ascórbico. Es la vitamina antiescorbútica que previene una enfermedad terrible que afectaba a los marineros antiguos.
La vitamina C es súper abundante en el mundo vegetal - cítricos, tomate, kiwis, coles de Bruselas, coliflor, cebolla. Pero cuidado, es muy inestable ante la luz y el calor, así que se destruye fácilmente al cocinar.
Esta vitamina participa en la transferencia de hidrógeno y es esencial para el metabolismo del colágeno, la proteína que mantiene unido tu tejido conectivo. Sin ella aparece el escorbuto - una degeneración del tejido conjuntivo con hemorragias, mala cicatrización, dientes flojos, huesos débiles y, finalmente, la muerte.
Curiosidad histórica: Los marineros llevaban limones en sus viajes largos para prevenir el escorbuto, de ahí viene el apodo "limeys" para los marineros británicos.