El sistema inmunológico es un conjunto complejo de células, tejidos y órganos que trabajan en conjunto para defender al organismo contra agentes patógenos y enfermedades. Este sistema de defensa utiliza múltiples mecanismos para mantener la salud del cuerpo.
La inmunidad innata constituye la primera línea de defensa y está compuesta por barreras primarias como la piel y las mucosas, que actúan como protección física contra los patógenos. También incluye barreras bioquímicas como el sudor, las lágrimas y la saliva, que contienen enzimas antimicrobianas. La respuesta inmunitaria inespecífica se activa inmediatamente cuando un patógeno logra atravesar estas barreras, desencadenando la respuesta inflamatoria que involucra células como los macrófagos y neutrófilos.
La inmunidad natural se complementa con la respuesta inmunitaria específica, donde los anticuerpos juegan un papel fundamental. Esta respuesta adaptativa es más lenta pero más precisa, y genera memoria inmunológica. Las defensas del organismo contra la infección incluyen múltiples niveles de protección, desde las barreras estructurales hasta las respuestas celulares específicas. Las enfermedades del sistema inmunitario pueden surgir cuando estos mecanismos de defensa no funcionan correctamente, ya sea por una respuesta excesiva (como en las alergias) o insuficiente (como en las inmunodeficiencias). Para fortalecer el sistema inmunitario es fundamental mantener hábitos saludables, una alimentación equilibrada y un descanso adecuado, aunque cada componente del sistema tiene funciones específicas que trabajan en conjunto para mantener la homeostasis del organismo.