La cadena epidemiológica
La cadena epidemiológica es fundamental para entender cómo se propagan las enfermedades transmisibles. Está formada por tres eslabones principales: la fuente de infección, el mecanismo de transmisión y el huésped susceptible.
La fuente de infección puede ser homóloga (de persona a persona) a través de enfermos o portadores (precoz, convaleciente o sano), o heteróloga. Las vías de eliminación o salida del agente infeccioso pueden ser digestiva, respiratoria, genitourinaria, cutáneo-mucosa o hemática. El reservorio es el hábitat natural del agente infeccioso, pudiendo ser un animal (zoonosis) o el ambiente (reservorio telúrico).
El mecanismo de transmisión puede ser directo (cuando hay relación inmediata entre fuente y sujeto, como por contacto o aire) o indirecto (cuando hay separación espacial o temporal, a través de agua, alimentos, fómites, vectores o suelo). Entender estos mecanismos es crucial para controlar la propagación.
💡 Consejo: Para memorizar los eslabones de la cadena epidemiológica, piensa en la regla "FMH": Fuente, Mecanismo, Huésped. Si se rompe cualquiera de estos eslabones, se puede prevenir la enfermedad.
El huésped o sujeto susceptible es quien puede padecer la enfermedad. Su susceptibilidad depende de factores como edad, estado nutricional, inmunitario y de salud. Las vías de entrada del patógeno en el huésped son similares a las vías de salida del portador.