Los procesos geológicos internos y externos son fundamentales para entender cómo se modifica constantemente la superficie terrestre. La Tierra experimenta cambios continuos a través de diferentes mecanismos naturales que dan forma al paisaje que conocemos.
Los procesos geológicos internos son aquellos que ocurren en el interior de la Tierra, como el vulcanismo y los movimientos sísmicos, que son impulsados por la energía interna del planeta. Por otro lado, los procesos geológicos externos incluyen la meteorización, erosión, transporte y sedimentación, que son causados por los agentes geológicos externos como el agua, el viento y los cambios de temperatura. La meteorización química es especialmente importante en la descomposición de las rocas, mientras que los procesos de transporte mueven los materiales erosionados a nuevas ubicaciones.
Las rocas sedimentarias se forman como resultado de estos procesos externos, siendo algunos ejemplos la arenisca, la caliza y el conglomerado. Las rocas sedimentarias detríticas se forman por la acumulación de fragmentos de otras rocas. También encontramos las rocas metamórficas, que se originan cuando las rocas existentes se someten a altas presiones y temperaturas. La relación entre la atmósfera y la hidrosfera es crucial en estos procesos, ya que ambas interactúan constantemente afectando el clima y los ciclos geológicos. Las diferentes capas de la atmósfera tienen funciones específicas que influyen en la meteorización y otros procesos geológicos. La comprensión de estos conceptos es fundamental para estudiantes de 1 ESO, ya que forman la base del conocimiento sobre los procesos que moldean nuestro planeta.