El Sistema Digestivo: Tu Fábrica Personal de Nutrientes
Tu cuerpo necesita cuatro sistemas trabajando en equipo para la nutrición: el digestivo (procesa la comida), el respiratorio (obtiene oxígeno), el circulatorio (transporta todo) y el excretor (elimina desechos). El digestivo es el protagonista que inicia todo el proceso.
El tubo digestivo es como una cadena de montaje súper eficiente. En la boca, tus dientes trituran la comida mientras la saliva la humedece y empieza a descomponer los azúcares. Cuando tragas, el bolo alimenticio viaja por el esófago hasta llegar al estómago.
En el estómago ocurre la magia química. El jugo gástrico contiene pepsina (que rompe las proteínas), ácido clorhídrico (que mata bacterias) y mucina (que protege tu estómago). Todo esto convierte la comida en una papilla llamada quimo.
El intestino delgado es donde realmente aprovechas los nutrientes. Aquí el quimo se mezcla con bilis, jugo pancreático e intestinal para convertirse en quilo. Las enzimas descomponen todo: lipasa para grasas, proteasa para proteínas, amilasa para azúcares. Después, los nutrientes se absorben gracias a las vellosidades intestinales que aumentan muchísimo la superficie de absorción.
Dato curioso: Tu intestino delgado mide unos 6 metros y tiene millones de vellosidades que, si las extendieras, cubrirían una cancha de tenis completa.