Anatomía del Sistema Digestivo
Tu aparato digestivo es básicamente un tubo larguísimo con algunas paradas importantes por el camino. Se divide en dos partes principales: el tubo digestivo (por donde viaja la comida) y las glándulas accesorias (que ayudan con jugos especiales).
El recorrido de la comida es épico: empieza en tu boca, pasa por la faringe y el esófago, hace una parada larga en el estómago, y luego un viaje súper largo por el intestino delgado y el intestino grueso hasta salir por el ano.
Las glándulas salivales, el hígado y el páncreas son como los asistentes perfectos. Producen jugos especiales que hacen que la digestión sea posible.
¡Dato curioso! Tu intestino delgado mide entre 7-8 metros. ¡Es más largo que una jirafa adulta!
Boca, Faringe y Esófago
En tu boca tienes 32 dientes súper especializados. Los incisivos cortan, los caninos desgarran, los premolares trituran y los molares machacan. Cada uno tiene su trabajo específico, como un equipo de construcción.
La faringe es como una intersección de autopistas: conecta tu boca con el esófago, pero también con tus oídos y nariz. El esófago es un tubo muscular que empuja la comida hacia el estómago con movimientos ondulantes llamados peristálticos.
Estómago: La Fábrica Química
Tu estómago es como un laboratorio químico súper ácido. Produce jugo gástrico con ácido clorhídrico y pepsina. El ácido no solo ayuda a digerir, sino que también mata las bacterias malas que pueden venir con la comida.
La pepsina es una enzima especialista: rompe las proteínas en trocitos pequeños llamados aminoácidos para que tu cuerpo los pueda absorber fácilmente.