Las fuentes de glucosa a lo largo del día
Imagínate un gráfico de tu día: cada vez que comes (desayuno, comida, cena), tu cuerpo usa esa glucosa de la dieta. Pero entre comidas, especialmente por la noche, necesitas otras fuentes.
Durante las primeras 3-4 horas después de comer, tu cuerpo recurre a la glucogenólisis (romper glucógeno para obtener glucosa). Es como sacar dinero de tu hucha personal. Pero cuando pasan más horas, especialmente desde la cena hasta el desayuno, esa reserva se agota.
Ahí entra la gluconeogénesis: tu cuerpo fabrica glucosa nueva a partir de otras moléculas como el lactato o aminoácidos. Es más costoso energéticamente, pero funciona perfectamente para mantenerte vivo durante el ayuno nocturno.
La estructura del glucógeno es genial: cadenas de glucosas unidas por enlaces α(1→4) con ramificaciones cada cierto tramo mediante enlaces α(1→6). Estas ramificaciones permiten que múltiples enzimas trabajen simultáneamente, acelerando tanto la síntesis como la degradación.
Para recordar: El glucógeno muscular dura solo 1 hora de ejercicio intenso, mientras que el hepático aguanta 3-4 horas en reposo.