Las placas litosféricas y sus bordes
La litosfera se divide en enormes placas rígidas que encajan como un rompecabezas tridimensional. Hay placas oceánicas (como la del Pacífico), continentales (como la Arábiga) y mixtas (como la Euroasiática que incluye Europa y Asia).
Los bordes de las placas son donde pasa toda la acción geológica. En los bordes neutros, las placas se deslizan horizontalmente sin crear ni destruir corteza, pero provocan terremotos. En los bordes divergentes se crea nueva litosfera, ya sea en dorsales oceánicas o en rifts continentales como el del Valle del Rift en África.
Los bordes convergentes son los más espectaculares porque destruyen litosfera. Cuando una placa oceánica choca con una continental, se hunden formando cordilleras como los Andes. Cuando chocan dos placas continentales, crean montañas gigantes como el Himalaya.
Dato curioso: En las dorsales del Atlántico el suelo marino se expande lentamente, mientras que en el Pacífico la expansión es mucho más rápida.
El ciclo de Wilson: de continente a océano y vuelta
El ciclo de Wilson explica cómo los continentes se separan y vuelven a unirse en un proceso que dura cientos de millones de años. Todo empieza cuando un continente se fractura por la acción de puntos calientes, creando un rift como el de África Oriental.
Si la separación continúa, el mar invade la zona formando un mar estrecho como el Mar Rojo. Con el tiempo, se crea un océano completo con una dorsal en el centro, como nuestro Océano Atlántico actual.
Pero la historia no termina ahí: cuando la litosfera oceánica envejece, se vuelve más densa y comienza a hundirse bajo los continentes. Los continentes empiezan a acercarse de nuevo, el océano se estrecha, y finalmente chocan creando una nueva cordillera de colisión. ¡Es un ciclo que se repite continuamente en nuestro planeta!