Polisacáridos: las estructuras gigantes
Los polisacáridos son las mega-estructuras del mundo de los glúcidos, formados por cientos o miles de monosacáridos unidos. Imagínatelos como enormes cadenas de montaje biológicas con funciones muy específicas.
Se clasifican en homopolisacáridos (un solo tipo de monosacárido) y heteropolisacáridos (varios tipos). Según su función, pueden ser energéticos (para almacenar energía) o estructurales (para dar forma y resistencia).
Los más importantes para recordar son: almidón (reserva energética de las plantas, con ramificaciones cada 24 glucosas), glucógeno (reserva energética animal, más ramificado cada 10 glucosas), celulosa (estructura de paredes vegetales, sin ramificaciones) y quitina (exoesqueletos de insectos y crustáceos).
La diferencia clave está en las ramificaciones: cuanto más ramificado, más fácil es liberar energía rápidamente. Por eso el glucógeno animal está más ramificado que el almidón vegetal.
Conexión cotidiana: Cuando comes pasta (almidón), tu cuerpo la transforma en glucógeno y la almacena en músculos e hígado para usarla después durante el ejercicio.