El cuerpo humano es una estructura compleja organizada en diferentes niveles de organización que funcionan de manera coordinada para mantener la vida.
Los niveles de organización del cuerpo humano comienzan desde el nivel más básico con las biomoléculas, que pueden ser biomoléculas orgánicas e inorgánicas. Las biomoléculas inorgánicas incluyen el agua y las sales minerales, mientras que las orgánicas comprenden proteínas, lípidos, carbohidratos y ácidos nucleicos. Cada una cumple funciones específicas: las proteínas tienen funciones estructurales y reguladoras, los lípidos almacenan energía, los carbohidratos proporcionan energía inmediata, y los ácidos nucleicos contienen la información genética.
La organización continúa con las células, que se agrupan en tejidos especializados como el muscular, nervioso, epitelial y conectivo. Los tejidos forman órganos del cuerpo humano como el corazón, pulmones, hígado y riñones, que a su vez se integran en sistemas y aparatos. Esta organización celular permite que cada nivel superior adquiera propiedades emergentes que no están presentes en los niveles inferiores. Los niveles de organización de los seres vivos se estructuran jerárquicamente desde el nivel molecular hasta el organismo completo, permitiendo una comprensión sistemática de cómo funciona nuestro cuerpo. Esta organización es fundamental para entender cómo las diferentes partes del cuerpo trabajan juntas para mantener la homeostasis y sustentar la vida.