Polisacáridos: almacenes de energía
Los polisacáridos son las macromoléculas de los glúcidos, formadas por cientos o miles de monosacáridos. No son dulces, no cristalizan y no tienen poder reductor, pero son fundamentales para la vida.
El almidón es la batería energética de las plantas, compuesto por amilosa (cadena lineal con enlaces α(1→4)) y amilopectina (cadena ramificada con enlaces α(1→4) y α(1→6)). Cuando comes pan o patatas, las enzimas amilasas rompen el almidón: almidón → dextrinas → maltosa → glucosa.
El glucógeno es tu reserva energética personal, almacenado principalmente en hígado y músculos. Tiene la misma estructura que la amilopectina pero con ramificaciones más frecuentes, lo que permite una liberación de glucosa más rápida cuando necesitas energía.
La celulosa es el polisacárido estructural más abundante del planeta. Sus enlaces β(1→4) entre glucosas la hacen resistente a nuestras enzimas digestivas, pero algunos animales tienen celulasas que sí pueden romperla.
💡 Regla práctica: Enlaces α = función energética (almidón, glucógeno). Enlaces β = función estructural (celulosa, quitina).