La expansión por el mundo
La peste negra no se quedó en un solo lugar: se extendió por Europa, Asia y África como un reguero de pólvora. Todo comenzó en Asia Central, de donde viajó hacia el oeste siguiendo las rutas comerciales de la época.
En 1347, los primeros barcos infectados llegaron al puerto de Sicilia, y desde ahí la enfermedad se propagó rapidísimo por toda Europa. Ciudades importantes como Florencia, París, Londres y Barcelona fueron devastadas una tras otra. Los números son escalofriantes: aproximadamente 25 millones de europeos murieron, ¡casi un tercio de toda la población!
Mientras tanto, en Asia la peste siguió las rutas comerciales hacia el este, llegando hasta China, India y Persia. En África se extendió por el norte del continente, afectando ciudades como El Cairo y Alejandría.
El resultado fue una crisis demográfica y social gigantesca que transformó completamente la sociedad medieval. La falta de trabajadores cambió la economía, y muchas tradiciones y estructuras sociales nunca volvieron a ser las mismas.
Piénsalo: Las rutas comerciales que conectaban el mundo medieval también fueron las autopistas que permitieron que la peste se extendiera tan rápido.