Arquitectura Islámica: Cuando la decoración es la protagonista
La arquitectura islámica desarrolla un estilo donde lo decorativo supera claramente a lo constructivo. Los edificios son de poca altura, inscritos en volúmenes cúbicos, y se construyen con materiales variados aunque preferentemente económicos: mampostería, ladrillo, yeso y madera en lugar de piedra.
Los elementos más característicos incluyen las dovelas alternando colores (rojo y blanco), columnas de fuste delgado con capiteles de avispero y mocárabes, y una increíble variedad de arcos: de herradura (heredado de los visigodos), lobulado, mixtilíneo y entrecruzado.
La decoración sigue el principio del horror vacui (horror al vacío), cubriendo cada superficie disponible. Se desarrollan tres tipos principales de decoración: el ataurique (motivos vegetales), la lacería (decoración geométrica) y la epigráfica (frases del Corán con caligrafía estilizada).
Clave para entender: Los jardines y el agua no son solo elementos decorativos - representan el Paraíso musulmán y crean esa sensación de frescor tan valorada en el clima mediterráneo.
El Califato de Córdoba: La edad dorada de Al-Andalus
El período del Califato de Córdoba s.VIII−XI representa el máximo esplendor del arte hispano-musulmán. Se caracteriza por el uso sistemático del arco de herradura con alfiz, las dovelas alternando colores, y la creación de la bóveda califal - una bóveda de crucería donde los nervios no se cruzan en el centro.
La Mezquita de Córdoba es la obra cumbre de este período. Construida en cuatro fases principales, desarrolla ese sistema tan ingenioso de doble arquería que permite ganar altura y luminosidad. Su famoso "bosque de columnas" crea un espacio único en la arquitectura mundial.