La Escultura Griega: De lo Rígido a lo Perfecto
La evolución de la escultura griega es como ver crecer a una persona: empezó torpe y acabó siendo perfecta. Los griegos buscaban el naturalismo idealizado, es decir, crear el ser humano perfecto que no existía en la realidad.
En el período arcaico s.VII−VIa.C., las esculturas eran rígidas y frontales, con esa famosa sonrisa arcaica. Los kurós (atletas desnudos) y las koré (jóvenes vestidas) parecían muñecos, pero ya mostraban el interés griego por el cuerpo humano.
El período clásico s.V−IVa.C. lo cambió todo. Mirón creó el Discóbolo, Policleto estableció el canon de proporciones (7 cabezas de altura) con su Doríforo, y Fidias alcanzó la belleza ideal. El contraposto (adelantar una pierna y el brazo contrario) hizo que las figuras parecieran vivas.
¡Ojo con esto! Casi todas las esculturas griegas que vemos son copias romanas. Los originales eran de bronce y se fundieron para hacer armas y herramientas.