Espacios sagrados y funerarios
Los primeros cristianos tuvieron que ser creativos para practicar su religión. Las catacumbas fueron sus primeros lugares de culto: galerías subterráneas llenas de nichos para enterrar a los muertos, donde celebraban ceremonias secretas lejos de la persecución romana.
Cuando el cristianismo se legalizó, aparecieron edificios especializados. Los baptisterios eran construcciones independientes para el bautismo, normalmente circulares o poligonales con cúpula y una gran pila bautismal en el centro. Esta forma centralizada simbolizaba la perfección divina.
Recuerda: En el cristianismo primitivo, el bautismo era tan importante que tenía su propio edificio.
Los mausoleos servían para honrar a personajes importantes, funcionando como iglesias-sepulcros donde el sarcófago ocupaba el lugar central. El crismón, ese monograma con las letras griegas de Cristo (Xp), aparecía frecuentemente decorando estos espacios, a veces acompañado del alfa y omega.