El arte romano representa uno de los legados más significativos de la antigüedad, fusionando innovación técnica con belleza estética.
La historia del arte romano en la antigüedad se desarrolló durante más de mil años, evolucionando desde sus humildes orígenes hasta convertirse en una de las expresiones artísticas más influyentes de la historia. Los romanos sobresalieron especialmente en la ingeniería y construcción, creando estructuras monumentales que han perdurado hasta nuestros días. La arquitectura romana características y elementos más destacados incluyen el uso revolucionario del arco y la bóveda, la implementación del hormigón romano (opus caementicium), y la creación de espacios interiores amplios y bien iluminados. Los romanos desarrollaron sistemas constructivos innovadores como el opus reticulatum y el opus testaceum, que permitieron edificar estructuras más resistentes y duraderas.
Las influencias griegas y etruscas en el arte romano fueron fundamentales en su desarrollo. De los griegos, los romanos adoptaron elementos estéticos como los órdenes arquitectónicos (dórico, jónico y corintio), así como ideales de belleza en la escultura. De los etruscos heredaron técnicas constructivas como el arco y la bóveda, además de tradiciones en la decoración y el arte funerario. Sin embargo, los romanos no se limitaron a copiar, sino que transformaron estos elementos creando un estilo propio caracterizado por el pragmatismo y la monumentalidad. Sus innovaciones incluyen el desarrollo del retrato realista, la creación de relieves históricos narrativos y la construcción de tipologías arquitectónicas únicas como las basílicas, termas y anfiteatros. Este legado artístico influyó profundamente en el desarrollo del arte occidental, estableciendo cánones y técnicas que siguieron vigentes durante siglos.