La arquitectura romana y su evolución histórica representa uno de los legados más importantes de la antigua Roma, caracterizada por su monumentalidad y funcionalidad práctica. Los romanos desarrollaron innovadoras técnicas constructivas como el uso del hormigón, el arco y la bóveda, que les permitieron crear estructuras más grandes y duraderas que sus predecesores.
La mezcla de órdenes griegos en edificios romanos fue una práctica común que demuestra la capacidad de adaptación y síntesis cultural del Imperio Romano. Los arquitectos romanos tomaron los órdenes dórico, jónico y corintio de los griegos, pero los modificaron según sus necesidades y preferencias estéticas. Esta fusión se puede observar en numerosos templos y edificios públicos, donde las columnas y elementos decorativos griegos se combinan con las innovaciones técnicas romanas, creando un estilo arquitectónico único y distintivo.
El urbanismo y propaganda política en el arte romano se manifestó en la planificación cuidadosa de las ciudades y en la construcción de grandes obras públicas. Las ciudades romanas seguían un patrón regular con dos calles principales (cardo y decumano) que se cruzaban en el centro, donde se ubicaba el foro, centro de la vida política y comercial. Los edificios públicos como termas, teatros, anfiteatros y basílicas no solo cumplían funciones prácticas sino que también servían como instrumentos de propaganda, mostrando el poder y la grandeza de Roma. Los arcos de triunfo y las columnas conmemorativas, decorados con relieves que narraban las victorias militares y los logros del emperador, son ejemplos perfectos de cómo la arquitectura se utilizaba para transmitir mensajes políticos y fortalecer la autoridad imperial.