El arte de taifas: la Aljafería de Zaragoza
El siglo XI trajo la fragmentación política pero no la decadencia cultural. Los reinos de taifas compitieron en mecenazgo artístico, manteniendo la tradición cordobesa pero con importantes innovaciones decorativas.
Los materiales constructivos cambiaron: se abandonó la piedra sillar por mampostería y ladrillo recubiertos de yeso. Se acentuó la tendencia decorativa con predominio del ataurique, y los arcos evolucionaron hacia formas más ornamentales como los lobulados, entrecruzados y mixtilíneos.
La Aljafería de Zaragoza (1047-1081) es el monumento más representativo de este período. Construida por Ahmad al-Muqtadir, ejemplifica perfectamente el predominio de lo decorativo sobre lo estructural: pobres materiales ocultos bajo profusa ornamentación.
El palacio muestra la preferencia por arcos complicados (mixtilíneos, lobulados y entrecruzados), mientras que el arco de herradura se reservó únicamente para el oratorio privado, por respeto a la tradición religiosa.
Evolución artística: En el arte de taifas, la complejidad decorativa compensó la pobreza de materiales, estableciendo una tendencia que marcaría todo el arte hispanomusulmán posterior.