Prevención y tratamiento básico
La prevención es tu arma más poderosa contra las úlceras. Como TCAE, eres fundamental en la inspección diaria de la piel, especialmente en zonas de riesgo.
Los cuidados de la piel incluyen higiene suave, secado completo e hidratación regular. Evita que el paciente permanezca con la piel húmeda por incontinencia. Los cambios posturales programados cada 2-3 horas son esenciales.
Una nutrición adecuada y buena hidratación ayudan a mantener la piel resistente. Ten cuidado con sondas y dispositivos que puedan rozar.
Para el tratamiento, el objetivo es controlar el dolor e infección mientras estimulas la cicatrización. Valora siempre la localización, grado, estado de los bordes y tipo de exudado.
La limpieza se hace con agua y jabón, aclarando con suero fisiológico. Nunca uses antisépticos locales ya que retrasan la curación.
Recuerda: Prevenir es siempre más fácil y efectivo que curar una úlcera ya establecida.