Control y Transporte de Gases
Tu cerebro controla la respiración de forma automática sin que tengas que preocuparte. El bulbo raquídeo y el puente de Varolio actúan como el piloto automático de tu respiración, ajustando constantemente la frecuencia según lo que detectan los quimiorreceptores.
Cuando hay demasiado CO₂ en tu sangre (hipercapnia) o poco oxígeno (hipoxia), estos sensores envían la señal de "¡respira más rápido!" Es por eso que jadeas después de correr.
El transporte de oxígeno es súper eficiente: el 98% viaja "en taxi" unido a la hemoglobina de tus glóbulos rojos, mientras que solo un 2% va "a pie" disuelto en el plasma. El transporte de dióxido de carbono es más variado: el 70% se convierte en bicarbonato, el 23% se une a la hemoglobina, y el 7% va disuelto.
La capacidad vital y la espirometría son herramientas que miden qué tan bien funcionan tus pulmones. Incluye el volumen tidal (tu respiración normal), y los volúmenes de reserva que puedes usar cuando necesitas respirar más profundamente.
💡 Recuerda: Durante un examen, si te sientes nervioso y respiras mal, es tu sistema nervioso alterando el control automático. ¡Respira hondo y tu cuerpo se regulará solo!