Del Esófago al Intestino Grueso
Las glándulas salivales son tus ayudantes secretos. Las parótidas (junto a las orejas), sublinguales (bajo la lengua) y submaxilares producen saliva que no solo humedece, sino que empieza a digerir y mata bacterias.
La faringe es el cruce de caminos entre respirar y tragar. Cuando tragas, tu cuerpo se las ingenia para que la comida vaya por el lugar correcto y no te ahogues.
El esófago es un tubo de 25 cm que empuja la comida hacia abajo con movimientos ondulantes llamados peristálticos. Tiene dos puertas: una arriba y el esfínter cardial abajo.
💡 Truco de estudio: El estómago puede expandirse hasta 1,5 litros. Su trabajo es almacenar, batir mecánicamente y empezar la digestión química de las proteínas.
El intestino delgado es donde ocurre la magia: mide entre 6-8 metros y tiene tres secciones. El duodeno (25 cm) recibe jugos del hígado y páncreas, el yeyuno (2,5 m) y el íleon (3,5 m) completan la digestión y absorben nutrientes.
El intestino grueso o colon (1,5 m) forma las heces y absorbe agua. Va subiendo por la derecha (colon ascendente), cruza por arriba (transverso), baja por la izquierda (descendente) y termina en el sigma y el ano.