Los seres vivos están formados por una compleja composición bioquímica que determina sus funciones vitales y estructura.
Los elementos biogénicos son los componentes químicos fundamentales presentes en todos los organismos vivos. Entre los más abundantes encontramos el carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno (CHON), que representan aproximadamente el 96% de la masa total. Estos elementos se combinan para formar las biomoléculas orgánicas e inorgánicas esenciales para la vida. Las biomoléculas orgánicas incluyen proteínas, lípidos, carbohidratos y ácidos nucleicos, cada una con funciones específicas en el metabolismo celular. Por otro lado, las biomoléculas inorgánicas como el agua y las sales minerales son igualmente importantes para mantener el equilibrio y las funciones vitales.
El agua merece especial atención por sus propiedades físicas químicas únicas derivadas de su estructura dipolar. Esta molécula, formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, presenta una distribución desigual de cargas que le confiere características excepcionales: es un excelente disolvente, tiene alta capacidad calorífica, elevada tensión superficial y permite la cohesión-adhesión entre moléculas. Estas propiedades hacen que el agua sea fundamental para los procesos biológicos, actuando como medio de transporte de sustancias, regulador térmico y participante en numerosas reacciones metabólicas. La presencia de agua en porcentajes entre 65-90% en los organismos vivos demuestra su papel crucial en el mantenimiento de la vida.